29.1.07

¡Si, querida!

A pesar que me considero todo un hombre , colaboro en todas -si, leyeron bien- en todas las tareas del hogar y sin que se me despinten las uñas, escucho las quejas permanentes de las mujeres de otro caballeros que no actúan así.
El problema es más bien cultural, aunque en realidad no creo que haya nadie, en su sano juicio, que disfrute laburando, lo que se convierte en tema a discutir más adelante.
En general las tareas del hogar se consideran tareas de mujeres, aunque cada vez menos por la gran cantidad de solteros, pero en el imaginario popular persiste. Y en la gran mayoría de los casos esta ayuda suele ser poca, bajo el lema de "hago lo que puedo".
Entonces, ¿Cómo se rompe esa barrera? Fundamentalmente sin reproches, ya que eso solo sube la barrera defensiva. Dicen los que saben que entre iguales no se exige, sino más bien se pide, entonces, ¿Por qué no pedir las ayuda de buena manera, sin acusaciones o sarcasmo?.
De la misma forma las "sutilezas" o indirectas no funcionan, definitivamente. La telepatía no le funcionaba ni a Tu Sam.
Una buena estrategia es negociar las labores, eso en general deja a ambos satisfechos. Es útil establecer prioridades de los que es necesario, importante y utópico. Así él se compromete a no olvidarse lo importante y ella a no enojarse por no llegar a lo utópico.
Punto muuuy importante: si la tarea queda a cargo del otro, NO SE METAN. No hay nada más desmoralizante que te estén vigilando por encima del hombro. En todo caso, luego, se pueden hacer críticas "constructivas".
No menos importante, la excusa de "no se hacerlo" no es válida. Como decía mi abuela, echando a perder se aprende.
Por último, darse las gracias. El reconocimiento mutuo es la clave para que cada uno sienta valorado su esfuerzo.
Y que se gana con ello: nada menos que el cariño y respeto de ella, y por que no, también de los niños, menos peleas y discusiones. También se puede tomar como un "quemacalorías" útil y económico. Inclusive sirve para desenchufarse de los bolonquis del laburo cotidiano. A mi, por ejemplo, me encanta y me relaja cocinar, por lo que he tomado posesión de ese ámbito.
Se que funciona, porque lo probé.. a ver, esperenme
-"Si amor, ya voy a cambiarla a las mellis"
Bueno, los dejo porque el deber me llama.

26.1.07

Citas citables (ya perdí la cuenta)

Una nueva entrega de los divagues que tengo, escucho y me acuerdo de anotar.

Un consultor es alguien que sabe 49 maneras de hacer el amor, pero jamás estuvo con una mujer.

Para ahorrar, la gente esta dispuesta a pagar cualquier precio.

Las tentaciones, a diferencia de las oportunidades, llaman, y llaman, y llaman.....

Se aprende más de las personas jugando un partido de truco, que conversando un año.

Nunca dejes pasar la oportunidad de quedarte callado.

Que lo disfruten con salud.

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22.1.07

De tal palo...

Leyendo un post de Cyn, me surgió la necesidad de expresar una opinión muy personal en la presente entrada. Estoy convencido que si bien los retoños que engendramos tienen una buena parte de sus personalidades determinada por la mezcla de los ácidos desoxiribonucleicos de sus progenitores, parte de ella queda marcada a fuego por el imprinting de sus primeros años de vida.
En el artículo que leía, esta colega menciona que su hijo ha encontrado el placer de putear al mejor estilo argento, pero intento llegar un poco más allá. En mi caso tengo cinco vástagos, por lo que las estadísticas comienzan a tener algo de sentido. En general ninguno de ellos se caracteriza por su caracter dulce y apacible, teniendo en cuenta que ni su madre ni yo lo somos, así como las últimas 4 generaciones de las que tengo conocimiento, pero la influencia del ejemplo es notoria, ya que ellos se han criado casi exclusivamente con uno solo de los padres. En particular la tercera fue criada por su padre, lamentablemente, por hallarme en esas épocas con escaso y/o nulo trabajo y mi mujer estudiando como loca. Por ello la pequeña me acompañaba a todos lados desde su más tierna infancia, en general a bordo del vehículo familiar.
Todo lo relatado viene a colación ya que un sencillo evento acontecido hace unos dias relaciona lo expuesto. Todo ocurrió en una plácida tarde de diciembre en que volviendo del club y con las ventanilla bajas, debido a que la temperatura era bastante agradable, un auto efectúa una mala maniobra y por poco nos embiste de lado, obligando a una frenada brusca. Antes que reaccionara del todo ante el hecho, mi princesita de tres años asoma medio cuerpo por la ventanilla y a voz en cuello increpa al otro conductor de la siguiente manera:
"¡Pero que haces, pelotudo! ¿No sabés manejar, o estás ciego? ¡Comprate un triciclo!"
Lo peor de todo no fue la cara de estupor del otro conductor, que estaba intentando dilucidar si lo que vió era un enano o un engendro, sino la cara de mi mujer, que no sabía a quién ahorcar primero.
La conclusión obvia es que muchas veces nos enojamos con nuestros hijos, por actitudes que nos molestan, cuando la realidad es que vemos reflejados en ellos nuestros propios errores.

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18.1.07

Escuchado al pasar

Como no tengo muy buena memoria, suelo anotar las cosas que me interesan o me llaman la atención para luego rememorarlas con algún fin.
Dentro de las cosas que nunca dejan de asombrarme encabezan la lista los avances científicos y tecnológicos, más allá si uno está de acuerdo o no. Pero tampoco puedo comprender como seres capaces de tales avances, puedan ser tan increíblemente estúpidos, parecería que la boludez humana fuera tan inagotable como su inventiva y creciera con la misma proporción. Imagino que ha de ser parte de algún tipo de equilibrio natural y por ello soy algo escéptico respecto a la superación de la raza humana, ya que ese lastre existirá por siempre.
No voy a entrar en detallar las grandes estupideces, que en general son de público conocimiento, sino que como para muestra basta un botón, les dejo algunas frases oídas al azar, en la calle, una reunión, la tele, etc.
Explicación de un empleado al que encontraron durmiendo en el trabajo: "No estaba dormido, estaba sentado con los ojos cerrados" (¿Y como explicás los ronquidos que te delataron?¿Tenés sinusitis?).
Un politiquero de turno en un reportaje televisivo: "Mendoza es segura, los delincuentes son los que la hacen insegura" (Menos mal que tengo quien represente mis intereses ciudadanos).
En una FM barrial, luego de un temblor importante: "Defensa Civil recomienda no usar los teléfonos, salvo para emergencias, a fin de no saturar las líneas..." y unos momentos después: "Y no te olvides de llamarnos al 4.... para pedir tu tema preferido..." (Pero solo si el no escucharlo puede producirte traumas post traumáticos).
En la AM de Villa Mercedes, San Luis: "La temperatura actual es de 0ºC...(pausa) O sea, que no hace ni frio, ni calor..." (Como no se quien era la locutora, me queda la duda si era esquimal).
Podría seguir para demostrar que el 90% de la gente es idiota, pero tengo miedo de no pertenecer a la otra mitad.

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12.1.07

La vida te da sorpresas

Al fin me decidí a escribir, por lo que este es la primera entrada oficial del 2007.
En realidad es más una catarsis para desengualicharme, ya que terminé el año pasado de una de las peores formas posibles.
Como algunos sabrán, antes de las Fiestas de fin de año tuve la intención de tomarme unos días para pasarlas con mi familia directa, léase esposa e hijos, en la costa atlántica, lejos de TODOS los quilombos: laborales, sociales, familiares, etc.
Creo que los inconvenientes se iniciaron algún tiempo antes de mi partida, en un punto difícil de precisar, ya que el tiempo borronea los hechos y los distorsiona, confundiéndoseme los problemas con los padecidos desde mi nacimiento.
Si tengo en cuenta solo aquellos cercanos en el tiempo, debo empezar por los mecánicos a quienes confié la puesta a punto del vehículo, que terminé reparando yo mismo unas horas antes de la partida, con el consiguiente cansancio físico, emocional y moral. Esto, como es de suponer, retrasó la partida, con lo cual ya iba perdiendo preciosas horas de playa y sol.
Una vez en ruta, a mitad de camino, se rompe una polea del motor y nos quedamos tirados en medio del campo. Espera bajo el implacable sol del mediodía, demoras, impaciencia, nervios, llantos. Una viva imagen del infierno, hasta el rechinar de mis dientes incluido.
En el pueblo más cercano me "repararon" el problema a un costo digno de un taller del cavallino rampante, pero salimos con la promesa que la brisa salada despejaría esos nubarrones que comenzaban a oscurecer mi felicidad.
Cuando arribamos a destino luego de un par de días, cuando aún no terminábamos de desarmar los bolsos, me llamó un vecino avisándome que entraron a robar a mi casa. Nervios, llantos, cientos de pesos en llamadas por teléfono y rechinar de dientes mediante, emprendimos el regreso con solo un poco de arena en las zapatillas y un gusto amargo en la boca.
Siempre me autoconvencí que cuanto peor termina un año, tanto más fructífero será el siguiente. Dadas las circunstancias, este promete ser un año de puta madre.

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8.1.07

Las mil y una formas de romper la paciencia

Permítanme el atrevimiento de incluir a un grande dentro de mi humilde blog.

Este es un artículo publicado hace ya un tiempo, pero como todo lo del gran Enrique, actual y permanentemente vigente, por lo que hoy lo pongo a su disposición.

Espero que lo disfruten, como lo he hecho yo.


Publicado en La Nación, 02/11/06

Cambalache

Una de las mil maneras de romper la paciencia

Por Enrique Pinti

Entre la hipocresía acomodaticia de decir que todo está bien y la honestidad brutal de tirar a la cara del prójimo todos los defectos que le detectamos tiene que haber, como en todo, un término medio de sensatez y sentido común. ¿Es lícito decirle a alguien lo gordo que está, lo viejo que se lo ve y lo poco saludable que luce? ¿Es correcto emitir opiniones adversas hacia actos, vida y obra de algún fulano que no ha solicitado nuestro parecer y que no demuestra el más mínimo interés en enterarse de nuestra evaluación?

El que escribe está algo harto, diría podrido, de escuchar a "hechiceros de la tribu" recomendando nutricionistas, psicólogos, profesores de yoga y métodos rejuvenecedores. Estos consejos son la manera más o menos sutil de decirme que me ven en el colmo de la obesidad, muy estresado y más viejo que la humedad. ¿Por qué no esperar a que el interesado hable, se exprese, pida ayuda y diga, él solito, como Dios manda: "Estoy hecho una vaca, necesito adelgazar, tengo una angustia enorme, me siento mal anímicamente y siento que estoy entrando en la senilidad, hace años que el sexo ya no es un problema para mí porque ha dejado de existir y no siento el menor estímulo en mi trabajo"? Entonces sí está superindicada la catarata de números de teléfono y direcciones de cuanto profesional, curandero, matasano, alquimista y astrólogo uno haya conocido para apuntalar al amigo en apuros.

No ayudar es egoísta, ayudar sin que te lo pidan puede ser generoso y agradable si uno se da cuenta de que por timidez o confusión el otro no puede verbalizar el pedido de auxilio, pero ayudar en forma machacante, paternalista y sobreactuada es una de las mil formas de romper la paciencia y puede constituirse en delito grave contra terceros.

Hace unos meses estaba yo en un café de mi mágica Buenos Aires; eran las seis y media de la tarde de un viernes y la calle Corrientes ardía a pesar de una temperatura invernal y un viento huracanado. Saboreaba mi café, miraba arrobado el cartel luminoso del teatro que estaba en la vereda de enfrente, donde mi nombre brillaba como el sol, y divisaba una importante cola de espectadores que esperaban conseguir las últimas localidades disponibles para la función de esa noche, que iba a estar completa y con cartelito de "agotadas". O sea, estaba feliz, contento, olvidándome de las malas noticias que había leído en el diario y dispuesto a salir a escena a divertir al público. Sin embargo, algo debió ensombrecer mi expresión, quizás alguna mueca deformó mi boca o alguna puntada en la pantorrilla o una contracción de cervicales me obligó a hacer un gesto de desagrado o… no sé. Pero una señora que pasaba por la calle me junó por la ventana, entró al bar, se dirigió a mí y exclamó: "¿Qué pasa, Enrique? ¿Por qué esa cara? ¿Necesita algo? ¿Se siente solo? ¿Qué hace solito acá, perdido en un café, usted que debe de tener mil amigos? ¿Quiere tomar un cafecito conmigo? ¡Yo lo adoro! ¿Sabe? Y no puedo tolerar que esté triste". Quedé sin palabras, y eso es muy difícil que me ocurra a mí desde que aprendí a hablar de corrido. Me superó… No pude articular ni una frase coherente; sólo atiné a decir: "Estoy bien, gracias". Frustré a una psicóloga espontánea. Lo lamento, pero que agradezca la señora que la felicidad que me embargaba, y que ella no supo ver, consiguió que mi contestación hubiera sido tan escueta; se salvó de un: "Metete en tu vida, no invadas la de alguien que ni sabe quién corno sos y tampoco desea saber, y dejame en paz que si necesito ayuda sé pedirla a los que amo, ¡imbécil!". ¡Dios la ayudó!

* El autor es actor y escritor

Link corto: http://www.lanacion.com.ar/852621

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2.1.07

No es lo mismo - Parte 2

No esperen demasiado, es la primer entrada del año y aún no me recupero del todo. Aunque a quienes ya han pasado, esta advertencia no debería resultar novedosa, siempre está la posibilidad de que alguien nuevo pase.
Espero que empiecen el año con una sonrisa.

..No es lo mismo decir una pelota vieja que una vieja en pelotas (dedicado a la vieja que no la devuelve)

..No es lo mismo decir que motivo tuvo, que, qué tubo te han metido.

..No es lo mismo decir la cómoda de tu hermana que me la acomodo a tu hermana.

..No es lo mismo un negro amanecer que amanecer con un negro.

..No es lo mismo llegar primero a la meta que el que llegue primero te la meta.

..No es lo mismo tu novia pisó un clavo que me clavo a tu novia en el piso.

..No es lo mismo una bola negra que una negra en bolas.

..No es lo mismo lo que ayer nos unió hoy nos separa... que lo que ayer nos unio hoy no se para.


Buen año para todos.

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