¡Si, querida!
A pesar que me considero todo un hombre , colaboro en todas -si, leyeron bien- en todas las tareas del hogar y sin que se me despinten las uñas, escucho las quejas permanentes de las mujeres de otro caballeros que no actúan así.
El problema es más bien cultural, aunque en realidad no creo que haya nadie, en su sano juicio, que disfrute laburando, lo que se convierte en tema a discutir más adelante.
En general las tareas del hogar se consideran tareas de mujeres, aunque cada vez menos por la gran cantidad de solteros, pero en el imaginario popular persiste. Y en la gran mayoría de los casos esta ayuda suele ser poca, bajo el lema de "hago lo que puedo".
Entonces, ¿Cómo se rompe esa barrera? Fundamentalmente sin reproches, ya que eso solo sube la barrera defensiva. Dicen los que saben que entre iguales no se exige, sino más bien se pide, entonces, ¿Por qué no pedir las ayuda de buena manera, sin acusaciones o sarcasmo?.
De la misma forma las "sutilezas" o indirectas no funcionan, definitivamente. La telepatía no le funcionaba ni a Tu Sam.
Una buena estrategia es negociar las labores, eso en general deja a ambos satisfechos. Es útil establecer prioridades de los que es necesario, importante y utópico. Así él se compromete a no olvidarse lo importante y ella a no enojarse por no llegar a lo utópico.
Punto muuuy importante: si la tarea queda a cargo del otro, NO SE METAN. No hay nada más desmoralizante que te estén vigilando por encima del hombro. En todo caso, luego, se pueden hacer críticas "constructivas".
No menos importante, la excusa de "no se hacerlo" no es válida. Como decía mi abuela, echando a perder se aprende.
Por último, darse las gracias. El reconocimiento mutuo es la clave para que cada uno sienta valorado su esfuerzo.
Y que se gana con ello: nada menos que el cariño y respeto de ella, y por que no, también de los niños, menos peleas y discusiones. También se puede tomar como un "quemacalorías" útil y económico. Inclusive sirve para desenchufarse de los bolonquis del laburo cotidiano. A mi, por ejemplo, me encanta y me relaja cocinar, por lo que he tomado posesión de ese ámbito.
Se que funciona, porque lo probé.. a ver, esperenme
-"Si amor, ya voy a cambiarla a las mellis"
Bueno, los dejo porque el deber me llama.
El problema es más bien cultural, aunque en realidad no creo que haya nadie, en su sano juicio, que disfrute laburando, lo que se convierte en tema a discutir más adelante.
En general las tareas del hogar se consideran tareas de mujeres, aunque cada vez menos por la gran cantidad de solteros, pero en el imaginario popular persiste. Y en la gran mayoría de los casos esta ayuda suele ser poca, bajo el lema de "hago lo que puedo".
Entonces, ¿Cómo se rompe esa barrera? Fundamentalmente sin reproches, ya que eso solo sube la barrera defensiva. Dicen los que saben que entre iguales no se exige, sino más bien se pide, entonces, ¿Por qué no pedir las ayuda de buena manera, sin acusaciones o sarcasmo?.
De la misma forma las "sutilezas" o indirectas no funcionan, definitivamente. La telepatía no le funcionaba ni a Tu Sam.
Una buena estrategia es negociar las labores, eso en general deja a ambos satisfechos. Es útil establecer prioridades de los que es necesario, importante y utópico. Así él se compromete a no olvidarse lo importante y ella a no enojarse por no llegar a lo utópico.
Punto muuuy importante: si la tarea queda a cargo del otro, NO SE METAN. No hay nada más desmoralizante que te estén vigilando por encima del hombro. En todo caso, luego, se pueden hacer críticas "constructivas".
No menos importante, la excusa de "no se hacerlo" no es válida. Como decía mi abuela, echando a perder se aprende.
Por último, darse las gracias. El reconocimiento mutuo es la clave para que cada uno sienta valorado su esfuerzo.
Y que se gana con ello: nada menos que el cariño y respeto de ella, y por que no, también de los niños, menos peleas y discusiones. También se puede tomar como un "quemacalorías" útil y económico. Inclusive sirve para desenchufarse de los bolonquis del laburo cotidiano. A mi, por ejemplo, me encanta y me relaja cocinar, por lo que he tomado posesión de ese ámbito.
Se que funciona, porque lo probé.. a ver, esperenme
-"Si amor, ya voy a cambiarla a las mellis"
Bueno, los dejo porque el deber me llama.
11 Tuvieron algo que decir:
Mucho para pensar dejas amigo, en primer lugar eso que el trabajo, bueno, no es una diversión....siempre tuve como un poco de envidia por aquellos que se ganan la vida "haciendo lo que más me gusta" no sé, lo veo tan utópico para mí, tal vez por eso. Por otra parte, lo de ponerse de acuerdo y respetarse es fundamental: determinar prioridades, decirlo clara y serenamente, no invadir ni interferir en la actividad del otro, etc... ¡un sueño! porque en la prática cuesta tanto, por ejemplo, ver tirado algo que puede levantarse al pasar y tener que hacerse violencia para dejarlo así.. porque de lo contrario entienden que estás haciendo ¡un velado reproche a su descuido! que por otra parte no es tal, ya que entiendes y ves que se halla ocupada, bueh, en fin..lo dicho ¡es muy difícil! sin embargo, ayuda y mucho entender y procurar que TODO sea en un marco de DIGNIDAD (sí, con mayúsculas) para los dos.Un abrazo, amigo.
Me alivia saber que aún existen hombres que piensan y actúan como vos, y en forma espontánea (no obligada). El ejemplo en mi casa siempre fue así, la cooperacion.
Por eso será que tuve tantos roces con mi ex, quien venía de una "cultura familiar" donde todo el trabajo doméstico lo debe hacer la madre mientras los demas (hijos grandotes incluidos) miran para otro lado.
Ni hablar de las actitudes extremadamente machistas, sobre todo aquella en el cual el hombre se sienta en la cabecera de la mesa con los cubiertos en alto esperando que la mujer le sirva. Las veces que he compartido una mesa de ese estilo, me incomodó al punto de tener ganas de irme.
Creo que, así como el hombre puede cambiar pañales o planchar una camisa, nosotras también podemos ir a la ferretería cuando surge la necesidad. Como bien decís, lo que vale es la actitud.
No tengo convivencia aun con mi media alcayota... pero muchas muchas cosas hacemos juntos y yo tengo la particularidad de querer aglutinar todo para mi... (porque nadie lo va a hacer mejor que yo, vio?)
Necesito consejos urgentes...
Bexos
Ad
que decir que ya no hayan dicho los que me anteceden.
en estos días, las responsabilidades en las tareas del hogar deben ser las mismas y es muy cierto que si no hay tareas preestablecidas se debe pedir de buena manera.
el tema es cuando uno (en este caso "una") lo pide y el receptor del pedido mira para otro lado.
bueno, este es un tema demasiado extenso y podría escribir miles de lineas.. pero vaya, vaya que se le quema el guiso y esas nenas no para de llorar..
Coincido en que la delegación de funciones tiene que estar acompañada de confianza. Si no es así y se vive la sensación de un examen permanente, es difícil que se puedan compartir a gusto las tareas.
¡Uy! que bueno, tantos y tan buenos comentarios. A ver si puedo con ellos, al menos dignamente.
PROFE: Como usualmente me pone en un brete al intentar responder a sus planteos. Lo que expresé acá son aquellas cosas de las que me he dado cuenta a lo largo del tiempo y largas peleas, discusiones y charlas, que puede llegar a ser útil a la hora de ir puliendo esas diferencias. No es fácil y me ha llevado años llegar a cierto entendimiento, pero aún sigo intentando llegar a la armonía.
MAGIC: Algo de eso hay, ya que en mi casa siempre se colaboró con mi vieja, a pesar que mi viejo casi nunca estaba, pero nos acostumbraron como hijos a colaborar, además que mientras estudié vivía solo. Es una cuestión cultural, pero sobre todo de cariño y respeto, esa es la base.
ADRIAN: Delegue, m'ijo, delegue, que después se va a arrepentir. de todas formas le confieso que ¡Nadie me plancha las camisas como yo mismo!
ARAÑA: Me parece que en ese pedido, para que sea "percibido" debe haber un dejo de humildad, ya que sino es tomado como reproche y de nuevo aprovechamos y nos hacemos los ofendidos (técnicas que también domino, no se crean) como dije, si la base no 'stá, como diría el Bambino, no se puede construir nada encima.
CYN: No soy consejero, pero estoy casado y convivo con una mujer ocupada, que llegaba cansada a casa y protestaba desde que ponía la llave en la cerradura, pero la he ido adiestrando para que acepte que en una casa cierto grado de desorden y desorganización es tolerable. Y hacer que los chicos ayuden llevá más tiempo aún. Con el mayor llevamos 14 años intentando y recién empezamos a ver resultados.
HURRICANE: Sin dudas, lo mismo que la humildad como complemento para esperar que el otro aprenda y para recibir los "consejos".
Obedecer o no obedecer, esa el la cuestión.
Esa es la famosa obediencia debida... de vida o muerte!!
GUZ: Si hay que optar entre obedecer o perecer (en el intento).
En plena peatonal Santateresiteana le dije al Pesimista: Tengo ganas de leer a Pitoti.. y aquí está Ud. y aquí estoy yo...
Pesimista cocina, Coneja lava o viceversa.
Me parece genial que las cosas se den de esa manera en su morada. La función de mis padres fue siempre esa y creo que son un buen ejemplo.
Saludos Conejeros
Lo mejor nos es ayudar a hacer las tareas, sino hacerlas a medias. Fundamental no sentirse en examén como usté bien dice, es feo que anden pasando la franela donde usté ya la pasó. Y si no le gusta me saco el delantal y los ruleros y le canto las 40!!!
salud y buenos alimentos
CONEJA: siempre es un placer su presencia y especialmente que haya dado señales de vida, junto a su amado Pesimista. Me alegro que esté disfrutando unas vacaciones en las costas atlánticas casi Sanborombonenses. Gracias por malgastar su tiempo acordándose y leyéndome.
Espero que su relación siga así de fluida para siempre.
ROBERTO: Me parece que su aclaración no podría ser más acertada, más aún si entre plata y plato se desliza algún arrumaco. Por eso yo siempre tengo la última palabra: "¡SI QUERIDA!"
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