10.12.07

Home, sweet home?

Luego de una extensa gira por el interior de la provincia de Mendoza, para ser más exacto retornando desde Malargüe, capital del chivo y hogar del nuevo gobernador de estas benditas tierras, he llegado a casa nuevamente.
Estuve fuera de casa y la oficina, más precisamente instalando y reemplazando equipos electrónicos, servidores de red, etc. En fin trabajando y mucho, aunque como algunos saben, a veces los paisajes ayudan bastante a que se hagan más llevaderas las jornadas.
El clima por esos lados es muy agreste, con bastante calor durante el día y mucho frío por la noche como debe ser una zona árida, para esta estación. Otra cosa que caracteriza al clima malargüino es el viento, ya que es el inicio (o fin, si se ve desde la óptica gubernamental nacional) de la patagonia, lo que nos dificultó en muchos casos el trabajo y lo retrasó bastante.
De más está decir que el alojamiento que nos podemos costear no es en el Sheraton ni mucho menos, solo basta que tenga techo y paredes, aunque a veces estas sean la lona de una carpa. A pesar de ello disfruto lo que hago.
Pero luego de diez días uno añora llegar al hogar, donde lo esperan sus retoños y la mujer que elegimos para pasar el resto de nuestras vidas, junto a ricas comidas caseras y el sillón favorito para ver la tele (un lujo del que debimos prescindir).
Esto sería fantástico si se tratara de Charles Ingalls, pero me recibió la cruda realidad a los cahetazos, como para despabilarme del ensueño.
Una de las mellis con infección urinaria, el mayor con la novedad que se llevó tres materias a rendir, la nena mayor con el corazón desgarrado porque no llegó a la bandera, y la del medio que tiene que salir en el acto de fin de año y no quería ir si no estaba el papi.
Un capítulo aparte es mi mujer que amén de lidiar con todo esto, estaba completamente enloquecida porque la empleada le dijo que labura hasta el 15 de diciembre y se las toma.
Así que me recibieron los gritos, llantos, quejas, congojas, protestas, malhumor, etc., propios de la situación. De sexo ¡Ni hablar!
Menos mal que me traje un chivito mamón que asé el domingo y me salió pa' chuparse los dedos.

Como no son todas malas, les dejo unas fotos de Malargüe y mías trabajando.

Acá me ven subido a una torre, reparando unos paneles solares. Más abajo con la vista del Río Malargüe, en la zona de La Barda.



Esto es una barda, como ven es el inicio de la zona de mesetas de tipo patagónico. Ahí arriba se encuentran fósiles de todo tipo al ir pateando piedras, especialmente caracoles, llamados Amonites.

Estos son los castillos de Pincheira, son formaciones rocosas cálcicas que son facilmente moldeadas por el agua y el viento. Lo de castillos es por la forma y porque según cuentan los lugareños, allí se refugiaban unos contrabandistas y cuatreros, cuyo jefe era obviamente Pincheira.






Este es el Río Grande, bien al sur de Mendoza, se notan mejor las mesetas.




Esta es un pliegue del terreno, sobre el río, hecho de lajas "arrugadas".





Aqui se ven otro tipo de formaciones, con algo de cenizas volcánicas al pié. En la foto de abajo se ve un valle lleno de esas cenizas, producto de una erupción muy grande que hubo en la década del 30. Imaginen un campo cubierto de Puloil y es así más o menos. Se ve como el viento lo levanta. No les cuento como te queda la piel. ¡Hacete un peeling!

No todo es piedra, estas fotos muestran un Mallín, que es una vertiente, solo que en vez de ser tipo manantial corre por debajo de la superficie y la vejetación crece como en un oasis. En este caso las aguas son termales, salen a unos 14 grados constantes, por lo que en invierno este lugar no se llena de nieve y por eso también se los conoce como invernadas, que es donde las majadas de cabras pasan el invierno.


Bueno, se está haciendo tarde, así que mejor me vuelvo pa' las casas, a ver si me agarra la noche.

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