¡¡Pitoti es mi nombre, si la bici me respondeee!!

Aprovechando el veranito, decidí intentar ejercitarme un poco, ya que dispongo de algo más de tiempo que durante el resto del año. Por ello le saque la tierra a mi fiel y vieja bici de carreras que usaba en la facu, la llevé a que le hicieran afinación y balanceo, la lavé y la saque a recorrer las calles de Mendoza.
Debo reconocer que no recordaba que las mismas estuvieran tan hechas pelota, ya que en auto no se está mirando tanto el piso, ni se lo siente tanto en los huesos, pero igual me armé de coraje y encaré sus trazados.
Y me encontre con un cúmulo de sensaciones, algunas que no sentía desde hacía tanto tiempo y otras completamente nuevas. Sentir de nuevo elviento en la cara, la sensación del esfuerzo en las piernas y bombear el corazón, revivir la habilidad de ir haciendo jueguito con la pelota, perdón con las pelotas y el asientito pedorro enterrándoseme en el culo. Ahh! que nostalgia.
Pero lo mejor vino con lo nuevo: la tetanización de los músculos a las primer cuesta arriba, la lumbalgia, la hipoxia severa, y los moretones en la busarda de los rodillazos que me metí. Jamás pensé que el cuerpo humano fuera capaz de sentir tanto dolor y la mente pensar que eso es saludable.
Igualmente persisto en mi intento de apendejarme ya cerca de los 40, pues no quiero ser menos que el resto de mis congéneres y tener una buena crisis como Dios manda.